Ahora que hemos dejado atrás la víspera de Año Nuevo, muchas personas comienzan con sus buenas intenciones. Hacer más ejercicio, comer más saludable o dejar esa mala costumbre que no pudiste abandonar el año pasado. Curiosamente, las investigaciones muestran que las buenas intenciones al comienzo del año suelen fallar en su mayoría: alrededor del 80% de las personas no logra cumplir sus buenas intenciones. Lo que es mejor es enseñarte buenos hábitos. Y cuanto antes, mejor. En este blog encontrarás todo sobre cómo enseñar buenos hábitos a tus hijos.
¿Por qué es tan importante enseñar buenos hábitos a los niños?
Donde las buenas intenciones quizás estén destinadas a fallar, los buenos hábitos crean patrones positivos en la vida diaria. Enseñar a tus hijos buenos hábitos desde temprana edad los ayuda a encaminarse hacia una vida saludable y feliz. Si los niños aprenden, por ejemplo, a hacer ejercicio regularmente y a comer saludablemente desde una edad temprana, es más probable que continúen haciéndolo más adelante en la vida. Además, estos tipos de buenos hábitos también ayudan a los niños a enfrentar mejor los desafíos. Si enseñas a tus pequeños a acostarse temprano y a hacer sus tareas a tiempo, lidiar con el estrés será mucho más fácil. ¿Y sabías que enseñar buenos hábitos también ayuda a desarrollar la confianza en uno mismo y la disciplina? Ambas son características importantes para el desarrollo de cada niño. Hay innumerables otros beneficios de enseñar buenos hábitos desde temprana edad. ¡Lo mejor es simplemente empezar!
5 consejos que ayudan a enseñar buenos hábitos a los niños
Por supuesto, no se aprende un buen hábito de la noche a la mañana. El tiempo, la energía y la repetición son importantes. Para ayudarte a empezar, aquí tienes cinco consejos para enseñar buenos hábitos a los niños.
- Utiliza la atención positiva y las recompensas para reforzar el buen comportamiento. Cuando tu hijo haga algo bien, dale atención positiva y recompensa ese comportamiento. De esta manera, mostrarás que estás orgulloso de lo que ha hecho tu hijo. Esto hace que los niños, y también los adultos en secreto, sean más propensos a repetir el mismo comportamiento. Así, se convierte rápidamente en un buen hábito.
- Establece pautas claras y expresa las expectativas mutuas. Todo tiene una primera vez. Para aprender (nuevos) buenos hábitos no es diferente. Cuando los niños saben qué se espera de ellos, son más capaces de aprender buenos hábitos. Por ejemplo, si quieres explicarles a tus hijos por qué es importante hacer la tarea a tiempo, explícales cuáles son los beneficios y qué se necesita para aprender este hábito, comenzando, por ejemplo, a hacer la tarea justo después de la escuela.
- Trabaja con "consecuencias naturales". Castigar está generalmente fuera de lugar y tiene el efecto contrario cuando se trata de aprender buenos hábitos. Pero las "consecuencias naturales", por otro lado, pueden ayudar. Esto significa que vinculas el comportamiento con las consecuencias que se derivan de él. ¿No te apetece cepillarte los dientes? Entonces tendrás mal aliento o, peor aún, ¡tendrás caries! Al resaltar este tipo de consecuencias naturales, tu hijo puede aprender que ciertos comportamientos tienen consecuencias. Esta forma de educación también estimula a los niños a tomar decisiones saludables por sí mismos.
- Sé un buen ejemplo. Como padre, eres el ejemplo más importante para tu hijo. Si tienes buenos hábitos, como acostarte temprano y cepillarte los dientes regularmente, es probable que tu hijo haga lo mismo.
- Utiliza la repetición y la consistencia. Aprender buenos hábitos implica en gran medida la repetición y la consistencia. Aprender buenos hábitos lleva tiempo y energía, así que sé paciente y mantén la consistencia al alentar el buen comportamiento. También puede ayudar crear ciertos rituales o rutinas para facilitar el aprendizaje de buenos hábitos. Piensa en un ritual de sueño o una rutina matutina, ¡sobre las que ya hemos escrito blogs anteriormente!