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Sobreestimulación en los niños: cómo pueden ayudar los padres

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Nuestros sentidos están siendo estimulados con mayor frecuencia, y a través de internet tenemos acceso a más información que nunca antes. Como resultado, nuestros cerebros tienen hoy en día una cantidad considerable de estímulos para procesar. Esta avalancha de estímulos a veces nos lleva a sobreestimularnos, y a pesar de las diferencias individuales, nuestros hijos también se sobreestimulan cada vez más fácilmente. Por eso encontrarás nuestros consejos esta semana sobre cómo contrarrestarlo o lidiar con él tan pronto como sucede.

¿Cómo se sobreestimula nuestro cerebro?

Cada estímulo que llega a nuestros sentidos crea estímulos. Desde el sonido y la luz hasta el sabor, el olor y el tacto. Especialmente a través del oído y de nuestros ojos, nuestra atención se atrae cada vez más. Piensa, por ejemplo, en una fiesta donde muchas personas demandan tu atención, o en los numerosos anuncios que ves en la televisión, en internet o en la calle. Estos estímulos hacen que el cerebro procese información. Si nuestro cerebro tiene que procesar demasiada información, se sobreestimula. También puede ser que nuestro cerebro tenga más dificultades para procesar estímulos debido al cansancio o a nuestra condición física. Finalmente, algunas personas tienen características neurológicas específicas que afectan el procesamiento de estímulos. Piensa en el TDAH o en el Autismo.

Cómo reducir los estímulos para tu hijo

Tan pronto como los sentidos captan menos señales, el cerebro recibirá menos información para procesar. Especialmente reducir la exposición a experiencias sensoriales extremas ayuda al cerebro de tu hijo a experimentar menos estímulos. Piensa, por ejemplo, en ruidos fuertes o muchos destellos de luz de diferentes colores. Aquí tienes nuestros consejos para reducir los estímulos antes o tan pronto como tu hijo se sobreestimule:
  1. Crea un entorno tranquilo o busca uno: La mejor manera de reducir los estímulos es un entorno tranquilo con un número limitado de estímulos sensoriales. Por ejemplo, da un paseo por el parque o el bosque, o encuentra la habitación más tranquila de la casa.
  2. Reduce el tiempo frente a la pantalla: Los estímulos llegan cada vez más a nuestros cerebros a través de teléfonos móviles, tabletas, computadoras o internet. Nuestro tiempo frente a la pantalla ha aumentado enormemente desde la introducción del teléfono inteligente en 2008. Cada hora que no estamos frente a una pantalla resulta en una reducción significativa en el número de estímulos, especialmente visuales.
  3. Haz un ejercicio de respiración: Imagina que tu atención está enfocada solo en tu propia respiración durante unos minutos. Solo percibes estímulos del exterior de manera limitada y no tienes que reaccionar. En resumen, gracias al enfoque en la respiración, tu cerebro obtiene un período de descanso.
  4. Asegura una cantidad adecuada de sueño y actividad física: A veces no es posible eliminar los estímulos. En ese caso, es aún más importante asegurarse de que tu hijo sea capaz de procesar los estímulos. Tanto el sueño como la actividad física han demostrado ser efectivos para aumentar la resistencia contra los estímulos.

¿Cómo manejas los muchos estímulos a los que se enfrentan tus hijos hoy en día?

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